BODAS REALES

Repaso estos días lo publicado sobre la próxima, proximísima boda real y me espanto.

¿Es posible que vivamos en el XXI? ¿Es posible que nuestros ideales sean Igualdad, Libertad y Solidaridad ,entre otros, y esto, la boda, vaya en serio?

La Monarquía es un sistema feudal, medieval, basado en una injusticia inmensa, difícilmente justificable. No es posible que alguien, teórico o político, que parta de un sistema de razonamiento basado en la Verdad y en la Justicia, justifique esta forma de Estado. Es imposible y además sería inadmisible.

Pero es que además, estos días, estamos asistiendo al apoteosis más increíble cuando parece que esta locura nos haya afectado a todos.
Madrid se viste de boda y se contrata, claro está, a un decorador para que la ¿decore?; se eligen los colores como si de una obra de arte se tratara. Las grandes damas asistentes al acto, léase madre, hermanas, novia y demás asistentes, se afanan en confeccionar sus trajes entre los mejores modistos. Un sinnúmero de cocineros hacen del menú un problema de estado y mezclan sabores y texturas para asombrar a los invitados con un postre de postín...

Es un disparate tras otro y como no podía ser menos, la Iglesia se encuentra en el centro geográfico del despropósito.

Una y mil veces el cuento del traje nuevo del emperador está de moda. Pero tendrá que venir la voz inocente y sensata de un niño para decirnos a todos que el emperador está desnudo, que este desmadre lo pagamos a escote y que, con nuestra bendición, damos el visto bueno a un modelo obsoleto de vida y perpetuamos lo injusto, lo indecente y lo anacrónico como forma de Estado.

A la vista de lo que está ocurriendo, quizá sea el momento de escuchar a ese niño que grita la desnudez de forma natural.