3.4.07

LA CONSPIRACIÓN. ERRORES Y MENTIRAS

Publico una nueva reflexión de Fernando Gil

Desde hace tres años, los dirigentes del PP no pierden ocasión de exigir que se sepa la verdad sobre los atentados del 11-M. No actúan como personas que entonces gobernaban, sino como turistas que acabasen de llegar a España y quisieran informarse sobre un misterioso suceso local. A pesar de la reiterada petición, no les interesa la verdad “verdadera”, sino aquella que diga que ETA tuvo algo que ver en el atentado. Pero la reclamación de la autoría aparecida en medios islamistas, la detención de sospechosos y el suicidio de siete de los autores en Leganés, el día 3 de abril, ofrecieron datos que contradecían las tesis difundidas por el Gobierno entre los días 11 y 14 de marzo.
Acebes, ministro del Interior en funciones, dijo que los autores del atentado estaban detenidos o muertos, pero la rápida acción de la policía dejaba en muy mal lugar la información anterior del Gabinete.
Desde entonces, en el PP han aplicado una táctica consistente, por un lado, en estorbar la investigación sobre el atentado en la Comisión del Congreso y en la instrucción del juez Del Olmo y, por otro, en sembrar todo tipo de pistas falsas, proporcionadas por las fábulas de El Mundo y la COPE, que condujeran como fuera hacia ETA, y que sirviesen además para justificar la derrota electoral ante los suyos.
Había, pues, que buscar una explicación que uniese la participación de los islamistas con la de ETA, al menos como autora intelectual, y que de paso perjudicase al PSOE, que ha sido presentado como el principal beneficiario de la situación, movido por una infinita maldad.
La teoría de una conspiración urdida para echar al PP del Gobierno mediante un acto sangriento fue el resultado de ese cálculo, aunque la trama que debía exculpar los errores del Gobierno de Aznar, la manipulación de la información entre los días 11 y 14 de marzo para ganar aviesamente les elecciones y la desleal actitud del PP en la oposición era incoherente de puro enrevesada, pues las relaciones entre los tres principales actores del drama (Al Qaeda, ETA y el PSOE) para llegar a un propósito común -echar al PP de la Moncloa- se tuvieron que explicar recurriendo al relleno de los servicios secretos, que, como todo el mundo sabe, suelen ser opacos y versátiles, pues sirven para todo.
Es inconcebible que servicios secretos españoles, franceses y marroquíes pudiesen colaborar en tal despropósito con terroristas a los que habitualmente persiguen, y que los servicios franceses dependientes de un ministro del Interior que acude a los actos del PP pudieran prestarse a eso. La colaboración de los policías marroquíes sería una consecuencia de la reconquista del islote “Perejil”, y la participación española correría por cuenta de policías que trabajaban secretamente para el PSOE, lo cual no deja en muy buen lugar a Acebes, Astarloa y Díaz de Mera como máximos responsables del ministerio del Interior. El ascendiente de ETA, como autora intelectual, sobre los otros socios de esta conjura florentina no ha merecido el mínimo intento de ser explicado.
La teoría, salida de las calenturientas mentes de detectives aficionados y del cambiante testimonio de mentirosos compulsivos, era incoherente, pero no había otra manera de salir del paso que tapar con una gigantesca mentira el error cometido por el Gobierno de Aznar al mentir entre los días 11 y 14 de marzo, para encubrir que el atentado era consecuencia del error monumental cometido en las Azores al decidir la invasión de Iraq, a su vez preparada con otra sarta de embustes.
Hasta el momento, los mentores de la teoría de la conspiración no han podido aportar pruebas consistentes y en lo que llevamos de juicio, por más que lo han intentado, los abogados de la acusación no han conseguido obtener ni un solo testimonio que vincule a ETA con los islamistas que se sientan en el banquillo.
Pero, hete aquí, que el eurodiputado del PP, Agustín Díaz de Mera, Director General de la Policía en 2004, que en la Comisión del 11-M dijo que no tenía prueba alguna de la participación de ETA en el atentado, se descolgó en la COPE (¿dónde si no?) con que sabía que existía un informe policial que establecía esos lazos.
Preguntado en el juicio por dicho informe, Díaz de Mera se ha negado a responder alegando razones morales. Y es que necesita imperiosamente un informe que no existe, por lo que cabe sospechar que pronto aparecerá en El Mundo o en la COPE uno a su medida.
Pero a Mera no el interesa la verdad, ni probar que hay otros autores, sino arrojar sombras sobre el resultado del juicio. Que la duda quede para siempre y que el atentado del 11-M sea un crimen tan oscuro como el atentado contra Kennedy. Y que el PP quede para la posteridad, como un partido de gente honesta y sincera, perjudicado por una misteriosa conspiración.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La teoría de la conspiración es un embuste y a medida que avanza el juicio se desinfla como un globo pinchado. Por cierto,Acebes llamó miserables a las personas que se atrevieran siquiera a dudar de que el atentado era de ETA. ¿Veremos al exministro Acebes pedir perdón por sus insultos?